24 junio 2010

Tal vez pudo haber sido una noche
debajo de algún paraíso.
Pudo haber sido un racimo de uvas
en tus manos hacia mi boca,
las hojas del otoño cayendo
en fracciones detenidas unas sobre otras,
el viento jugando
con el negro vivo de tus cabellos,
los pétalos de la vida
en las ramas de la memoria.
Tal vez un fuego prendido
en esa chimenea,
la lluvia mojando cada poro
en el camino de regreso,
un rayo de sol abrazándose entre nosotros.

Tal vez.

Quizás, digo,
no estoy seguro que aún pueda serlo,
pero ciertas cosas
se escapan de nuestros dedos como agua de cascada.