10 agosto 2010



ALICIA EN EL PAIS DE LAS MARAVILLAS






Un libro hermoso es una victoria ganada en todos los campos de batalla del pensamiento humano”. Balzac
Un dos de agosto de 1865 se publicó “Aventuras de Alicia en el País de las Maravillas” en Inglaterra. Su autor se llamaba en realidad Charles Lutwidge Dodgson pero su seudónimo era Lewis Carroll. Había nacido en 1832 en Manchester y era el primero de once hermanos.
A los 13 años de edad juntó en un pequeño libro, una serie de trabajos basados en historias infantiles, que servirían como inicio de su obra más famosa.
En 1846 montó en su casa espectáculos de marionetas para deleite de su familia, y continuó escribiendo relatos de especial imaginación. En 1851 ocurrió un penoso hecho como fue la muerte de su madre, analistas y críticos de su vida y obra ven en ese lamentable episodio, la tendencia a retroceder en su mente a la maravillosa época de su niñez. A partir de ese momento Dodgson comenzó a estudiar con obsesión matemáticas mientras escribía para revistas y periódicos, cuentos y poemas cómicos. En 1856 conoció a la familia Liddell con quién lo uniría una intensa relación, sobretodo con una de sus hijas, la pequeña Alicia de tres años.
En 1862 en ocasión de un viaje en barca por el río Támesis, en compañía de las tres hijas del matrimonio Liddell, Dodgson ya conocido en un círculo íntimo como Carrol, improvisó la historia de Alicia bajo la tierra. Alicia le pidió a su amigo que llevara al papel esos relatos, por lo cual un tiempo después y en forma manuscrita, Carrol le regaló un volumen ilustrado por el mismo.
Tres años luego, finalmente con el apoyo de varios amigos, publicó el libro que lo convertiría en un escritor mundialmente conocido. En esa exquisita obra, su visión motivó el entusiasmo de millones de niños, ávidos de apresar el sentido y las imágenes de seres hasta entonces poco y nada desarrollados. Muchos hoy en día lo ven como al pionero del surrealismo y del dadaísmo, mezcla de absurdos y construcciones inconscientes. Otros reflejan un juego interpretativo de enormes disparates y situaciones inverosímiles.
Sin ninguna duda podemos afirmar que sólo una personalidad como la de Dodgson podía llegar a plasmar en forma tan excelente la historia de Alicia en ese lugar único. Una gran dosis de melancolía y nostalgia navega por sus páginas, entrelazadas con la imperiosa necesidad del autor de mostrar a los adultos, la magia de los primeros años libres de pecado. Quizás era su forma de combatir su terrible timidez delante de las personas como él, quizás su desenvoltura junto a los niños le haya servido como sostén a su angustiosa vida.

“Cada uno se disfraza de aquello que es por dentro”. Chesterton

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