07 julio 2010




Los Ojos Infinitos

Ricardo Neftalí Reyes Basoalto, quién se hizo llamar con el seudónimo de Pablo Neruda, nació un 12 de julio de 1904, en Parral, Chile. El paisaje de la ciudad de Temuco fue el espectador de su infancia y adolescencia, donde su padre trabajaba. A los diecisiete años se trasladó a la capital trasandina para seguir los estudios del profesorado de francés, pero no los terminó. En esa etapa de su vida tomó el nombre literario que lo haría célebre.
A los veinte años publicó “Veinte poemas de amor y una canción desesperada”. En este temprano poemario se puede ver, a un poeta unido a un romanticismo creativo de valor notable. Transitando el subjetivismo por los caminos del ritmo y las imágenes, logra plasmar sus inquietudes metafísicas. Es posible ver una visita del surrealismo en la agonía y la desesperación del amor que lo atormenta.
Inclinado en las tardes tiro mis tristes redes
a tus ojos oceánicos.

Allí se estira y arde en la más alta hoguera
mi soledad que da vueltas los brazos como un
náufrago.
Viajó a Asia, como cónsul, más precisamente a Birmania. Luego de permanecer en otros países de esa parte del mundo y en los que su melancolía crece de manera extrañamente vital, regresó a su país dónde editó “Residencia en la Tierra”. Continúa embarcado en la insistencia de símbolos oníricos, en los desarreglos de la lógica y en la búsqueda de nuevas percepciones expresivas “para cada agua invisible que bebo soñolientamente,”. Se acentúa la visión dolorosa de la existencia del hombre como ser finito y material. La soledad y la ausencia de coherencia en muchos de sus versos, son revelados mediante una sensibilidad portentosa. En 1935 aparece “Segunda Residencia”, dónde se mece cómodo por las mismas necesidades, pero ganando en recursos estilísticos, influenciado por los poetas españoles que frecuenta.
A partir de 1936 y hasta 1950, ocurre en el poeta un vuelco casi existencial, comienza a mirar el aspecto social de la humanidad, refuerza su compromiso político y la estructura de sus poemas rompe la sintaxis alzando una nueva estética. Corresponden a estos años, “tercera Residencia” y “Canto General”.
Luego de 1951 y por siete años surge la simpleza, y el pesimismo hasta aquí presente es reemplazado por una visión directa y alegre, sin olvidar la motivación política. Podemos citar “Odas Elementales” y “Nuevas Odas Elementales”.
El último período (1958- 1973, año de su muerte), es habitado por un Neruda colmado de lirismo optimista, de íntima representación simbólica como en sus orígenes y de una solidaridad hacia su gente, hacia su pueblo que desborda de forma magistral. Son de esta etapa, “Extravagario”, “Cantos Ceremoniales”, y “El Mar y las Campanas” entre otros.
Y así cuando la tierra reciba nuestro abrazo iremos confundidos en una sola muerte a vivir para siempre la eternidad
de un beso.

Juliano ortiz

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